
The Story Behind the Nine-Year-Old “New Yorker” Cartoon That Defines Our Climate Momen (Insidehook)
Nota: el artículo es de 2021, de ahí que se refiera a la viñeta como «nine-year-old».
The Story Behind the Nine-Year-Old “New Yorker” Cartoon That Defines Our Climate Momen (Insidehook)
Nota: el artículo es de 2021, de ahí que se refiera a la viñeta como «nine-year-old».
Una de las razones por las que he decidido volver a refugiarme aquí, en un espacio propio, es que, paradójicamente, las redes sociales me hacen cada vez menos social. Me cuesta entablar conversaciones y abrirme; tengo la extraña sensación de que, aunque no participo en ninguna que tenga una actividad frenética, tal vez son demasiado sociales para mí y me siento desprotegido y expuesto. Además, acabas formando parte de un ecosistema (el de tu órbita de seguidos y seguidores) en el que, si no marcas todas las casillas de lo aceptable, nunca encajas del todo, y terminas hablando más de lo que hay que hablar que de lo que realmente te apetece.
Obviamente, no se me escapa que todo esto en realidad son paranoias personales, fruto de esa herrumbre cerebral que el paso de los años y la exposición a internet (con sus cosas buenas y malas) me han ido provocando. Pero como la percepción está ahí, prefiero protegerme y, reitero, refugiarme en este otro formato, que ahora mismo me parece el más adecuado y conveniente.
También me gustaría que fuera un espacio más libre, con menos autocensura (porque sí, allí me autocensuro mucho), donde mis pensamientos, recomendaciones y demás ocurrencias queden registradas y no perdidas en un timeline imposible de rastrear. Que sea mi casa y no una casa indetectable e impenetrable. Tampoco quiero limitarme a comentar el tema del día ni las últimas novedades culturales. Puede haber algo de eso, pero también asuntos más atemporales: si escucho un disco seis semanas, meses o años después, también vale.
He vuelto al blog y no he seguido con Substack porque, en realidad, mi idea (ya veremos cómo evoluciona) es que esto funcione como un contenedor, algo donde no me sienta prisionero del formato. Puede ser una idea suelta o una parrafada reflexiva (¿como esta?), pero no quiero sentir la obligación de escribir una carta semanal con una estructura determinada. Y aunque sea imposible ser coherente con todo, y probablemente casi todas las cosas que consumimos o usamos están contaminadas, tal vez Substack lo está demasiado y por eso he decidido no seguir allí, igual que en su día dejé Twitter por razones parecidas.
Pero aunque sea mi casa, todo el mundo con ganas de compartir y charlar es bienvenido en la sección de comentarios. Me gustaría que hubiera conversación (aunque leer y callar también es perfectamente válido), pero circunscrita aquí; mi idea es ir participando cada vez menos en Bluesky. Tampoco quiero convertir aquello en un simple tablón de anuncios para anunciar las nuevas entradas del blog (aunque supongo que al principio un poco sí), la idea es que esto funcionara como un espacio independiente, sin depender de redes. Es posible suscribirse por RSS y también se puede recibir los viernes un correo con las entradas publicadas esa semana, solo eso.
Ya siento la brasa y la intensidad, pero me apetecía contar un poco el porqué de las cosas. Y, en realidad, esta entrada lleva programada unos días; probablemente a estas horas esté tomándome un mojito en algún lugar de La Palma.
New York-based photographer Eric Kogan uses shadows, reflections and fortuitous timing in order to create optical illusions in his work. “It’s more of a life’s journey than a project,” he says, “but if I had to describe it, it’s all about spotting unusual moments in everyday places.” In his daily walks around the city, he keeps an eye out for interesting juxtapositions or humorous framings: a pigeon balancing on a ghostly tree; a cloud caught in a net; statues miraculously coming to life. “At the root it’s about seeing, but maintaining the right state of mind is also everything. I’m hoping the photos will connect with others, and, with each individual, take on personal narratives.”
Now you see it: Eric Kogan’s everyday urban illusions – in pictures (The Guardian)
No he escuchado entero Self Titled, el nuevo álbum de Kae Tempest, solo dos de las canciones de adelanto que había sacado («Statue In The Square» y «Know Yourself», ambas magníficas), pero he visto que Neil Tennant cantaba en una del disco y me he ido directamente a por ella. Y es muy emocionante.
I never knew
How little I knew until I met you
I never knew
How perfect things were, until I was perfect for you
Pero qué voy a decir yo, claro. Pues algo parecido a lo que comenta alguien en YouTube:
De vacaciones, en el que debería ser el estado por defecto de cualquier ser humano decente.
Llevo tres capítulos de Superestar, la serie de Nacho Vigalondo sobre el tamarismo y sus satélites y confieso que me está gustando mucho más de lo que esperaba, le tenía miedo a este proyecto y no sabía cómo iba a salir, pero so far, so great.
Siempre me ha parecido un gran hallazgo esa letra ‘e’ ahí insertada entre la ‘r’ y la ‘s’ en el título Superestar, me parece que tiene todo el sentido del mundo aplicada al personaje y que incluso crea un juego de palabras y algún otro significado adicional. Sí, todo eso con una simple ‘e’. Por eso me da rabia (o más bien TOC) cuando en un montón de medios estos días lo veo escrito con la ortografía original de la palabra inglesa. ¡Esa ‘e’ está ahí por algo!
Antes que serie, Superestar fue un álbum de Tamara y también una canción que compuso una de las muchas rutilantes estrellas (¿o estars?) del pop español de las que la artista se rodeó en ese gran disco (en el que profundizaré algo más mañana). Así que decidí preguntarle a él, al gran Tito Pintado (también conocido artísticamente como anti) sobre el origen de esa vocal añadida, y muy amablemente me contó eso y algunas otras cosas muy interesantes sobre el disco y el fenómeno:
La posibilidad de hacerle una canción a Tamara surgió porque me lo propuso Sergio Aguilar, del sello Yo Gano/Tú Pierdes/Piérdete, al que conocía por medio de su novia María (que hacía el fanzine de las Extupendas con Laura Peseta/La Pequeña Suiza). El añadido de la E de Superestar no fue cosa mía, sino de Tori Arimbau (diseñador de la portada, que también hizo cosas para Fangoria y otra gente).
Solo coincidí con Tamara el día de la grabación, a la que acudió con su madre. También estaba Teresa Iturrioz, porque grabamos el mismo día mi canción y la de Single («Ven ven ven»); Ibon Errazkin también estuvo, pero solo por la tarde, en la mezcla de las canciones.
Sobre todo recuerdo lo fuerte que era tener delante y hablar con Tamara y Margarita, era como estar en Crónicas Marcianas, eran exactamente como salían en la tele. Y lo más fuerte fue cuando salimos con ellas a la calle a comer. Era el momento álgido del tamarismo, salía en la tele prácticamente a diario, así que andar por la calle con ella era toda una aventura. Recuerdo que tuvimos la mala suerte de que cerca había un colegio o instituto, y enseguida nos rodearon un montón de niños gritando, una pasada. Al entrar en el restaurante también se volvió todo el mundo a mirarla.
No sé si sabes que el disco se retrasó muchísimo porque alguien convenció a Tamara de que pasase de nosotros y grabase otro disco con otra gente (el disco anda por Youtube). Pero claro, tenía un contrato firmado con Sergio por lo que ese disco nunca vio la luz, y para colmo retrasó la salida del nuestro. Un retraso que fue clave, porque durante esos meses el fenómeno había perdido bastante fuerza.
Fue una experiencia muy divertida, aunque yo me enfadé un poco porque en la masterización alguien metió la pata y al comienzo de mi canción hay un «salto» o «glitch» bastante molesto que no debería estar ahí, pero bueno, muy contento de haber participado.
Superestar no está en plataformas musicales y hasta hace poco tampoco era especialmente fácil encontrarlo en general en internet, pero justo estos días alguien lo ha subido a Soundcloud (¡con el título bien escrito!). Y para escuchar directamente el temazo de Tito (que suena recreado en el segundo capítulo de la serie), aquí dejo este reproductor.
Fuiste mucho más importante para mí
Que toda la costa de Galicia
Que todos los mares
Que todas las rías
Porque tú lo fuiste todo cuando lo demás es nada
Fuiste mucho más importante para mí
Que to’ el Sacromonte de Graná’
Que todos los mares
Que Sierra Nevá’
Porque tú lo fuiste todo cuando lo demás es nada
Fuiste mucho más importante para mí
Que toda la Costa Quebrada
Que todos los mares
Que todas las rías
Porque tú lo fuiste todo cuando lo demás es nada
Este año no he hecho en el podcast el habitual repaso a mis conciertos y artistas favoritos de la edición de 2025 de The Great Escape, uno de los pocos festivales a los que sigo acudiendo cada año y que se celebra en la ciudad británica de Brighton. Sin embargo, es una de las ediciones que me más me ha gustado de los últimos años: he descubierto un montón de artistas nuevos y de canciones que no dejo de escuchar pasadas las semanas, así que he pensado en compartirlas por aquí.
Curiosamente, voy a empezar por un grupo que al final no llegamos a ver, lo teníamos programado en el horario que nos hicimos previamente (ese rompecabezas imposible en el que hay que elegir entre más de 500 bandas repartidas por las distintas salas y el escenario de la playa), pero finalmente no pudo ser.
Aun así, desde entonces estoy bastante obsesionado con ellos en general (se llaman Dog Race y proceden de Bedford, en el Reino Unido) y en particular con esta canción hipnótica e inquietante titulada «It’s The Squeeze». Esta versión en directo da una idea bastante clara de lo que nos perdimos.
Dog Race acaban de publicar su EP de debut, titulado Return The Day.
Bienvenidos a mi séptimo (si no me fallan las cuentas, que también podría ser) blog (o similar). ¡Esta vez seguro que sí que es la buena! En lugar de pillarme una plantilla cualquiera y echar a correr, que igual habría sido lo más fácil (y además no quería seguir en Substack, por razones que ya explicaré otro día, aunque al menos esta vez he conservado el nombre), me he decidido a montarme mi propio espacio en WordPress.org, donde hay que configurar y afinar detalles que en otros sitios están automatizados, como por ejemplo el diseño de la página, la gestión de las suscripciones (para que también pueda funcionar como una newsletter, básicamente) y otras tareas bastante tediosas que, siendo semilego en estas lides, me están llevando su tiempo y han ido retrasando el lanzamiento de este mi nuevo blog. Así que, por ahora, estoy en modo ensayo y error e iré corrigiendo sobre la marcha, pero es que si no, no iba a empezar nunca. Si alguien ve algo que no funciona bien, agradezco el feedback. Este verano, en principio, mi idea es más bien ir recomendando canciones y otras cosillas, que además me voy de vacaciones dentro de nada. Pero iremos viendo.