Qué obra de arte estos créditos web que hicieron en su momento (2001/1901) Hidrogenesse para «Eres PC Eres Mac» y que se siguen conservando ahí tal cual después de tantos años (porque vaya cápsula del tiempo mágica es la web de Austrohúngaro, un rabbit hole de los buenos donde perderse durante horas y horas).
Hay tres hombres en España (que lo hacen todo) cuyo éxito comercial nunca ha estado a la altura de su inmenso talento: uno es Javi Betacam, otro Evripidis Sabatis, y el otro Víctor Algora, tres maestros de la canción pop a los que (quizá) algún día se les reconozca como se merecen. Aunque en realidad, Algora sí ha estado muy cerca de conseguirlo, pero a través de este inmaculado himno (no solo LGTBQ+) que escribió para La Prohibida, una canción que roza la perfección y que convirtió a laTransformer en la reina del invierno vestida de Chaumen. «¿Quieres que hablemos de éxito?»
No le había hecho mucho caso antes a Justin Bieber ni se lo he vuelto a hacer después, pensaba que sería el típico artista que acabaría descarrilando tanto musical como vitalmente (aunque por lo visto su último disco, de este año, ha ido mejor de lo esperado). Pero en 2015 estaba a topísimo con canciones como «What Do You Mean?» o esta otra. Aquí vemos a Bieber dando a sus fans todo lo que se espera de un ídolo adolescente: poca ropa, pelazo, a ratos una coreografía resultona, cañones de confeti, y ―por qué no― un temazo (del que ni siquiera le hace falta cantar ciertas partes). Sorry, not sorry!
Night Thoughts fue el segundo álbum del second coming de Suede, también allá por 2015, por mucho que se empeñen algunos en que ese segundo advenimiento está empezando ahora. Su carta de presentación fue la magnífica «Outsiders», que suele ser bastante fija en el setlist de sus conciertos recientes, aunque Brett suele delegar en el público cantar algunos de los fragmentos a los que le cuesta llegar con la voz en directo, como esos «outsiders» del estribillo.
(Así, entre nosotros: algún fan muy cercano a mí me llamó un poco al orden en su momento por no haberla elegido como la mejor del año).
Pero es que en 2015 hubo muy buenas canciones y además a la hora de elegir lo que más me gusta siempre tiendo a tirar hacia el producto nacional. En esta, que daba título a su álbum, Francisco Nixon nos contaba con un tono costumbrista, y valiéndose de encantadores ripios, las fases de una relación de pareja que empezaba en un tren. Y volvía a demostrar que seguía siendo uno de los mejores titulando canciones o dejando eslóganes para la posteridad: «Todo lo malo que nos pasa es todo por salir de casa».
No hay una semana en lo que no piense en el regreso de Rusos Blancos, grupo del que, por cierto, formaba parte Javi Betacam, mencionado al principio. En realidad ya no recuerdo si alguna vez dijeron oficialmente que se iban, pero lo cierto es que han pasado ya 7 años desde que publicaron su último álbum. Un grupo inteligente, irreverente e inimitable, del que me resultaría imposible elegir una canción favorita. Entre las candidatas estarían «Dudo que el amor nos salve», «Tus padres, tu novio, tú y yo», «Define serio», «¿Qué somos ahora?», «Broma antisemita» o esta fantasía technopopera titulada «Camas y trincheras». No sé si es de esas de bailar y llorar, pero a mí se me han saltado las lágrimas viendo esta actuación.
Hace muchos años que no voy al Primavera Sound, pero ya me resultan complicadas hasta las instrucciones para comprar un abono, parecen las de un escape room.
La peor reseña que he leído de Antidepressants: llena de lugares comunes, no falta el mantra del post-punk, las comparaciones con sus álbumes de los 90 (Suede ha sacado cinco discos en los últimos doce años, yo estoy convencido de que no lo compara con esos porque, simplemente, ni los ha escuchado) e incluso dice «y eso que hace tiempo que ya no está Bernard Butler». Pues sí, estuvo en el grupo unos 5 años y hace más de 30 que se fue, igual los suficientes como para no seguir mencionándolo como referente en una crítica por lo demás con una prosa desganada y hecha para cumplir el expediente (mucho mejor lo mío, ¡dónde va a parar!). De verdad que no es una pataleta de fan, es que es realmente una mierda. Para lo que estás quedando, Rockdelux (tampoco quiero yo cargar las tintas en el crítico, que seguramente para lo que debe de cobrar un periodista freelancer el tiempo que ha invertido ―poco― es más que suficiente). Entre esto y una sección en concreto que me dan ganas de arrancarme los ojos cada vez que me la encuentro (sin querer), creo que ya no renuevo nunca más la suscripción. Me vale con los dos o tres artículos gratis al mes (tampoco es que lea ya muchos más) y a la revista de papel que envían dos veces al año le hago un poco de caso el primer día y luego se queda acumulando polvo.
Ya no vivo en una ciudad, pero no sé quién podría estar en contra de esto:
This past weekend Londoners got a glimpse of the future of Oxford Street as it went traffic-free for the day. Here’s what they thought ⬇️
Lo primero es el cierre al tráfico por un día de Oxford Street, que el alcalde de Londres, Sadiq Kahn, quiere hacer definitivo. Lo segundo, una de las múltiples intervenciones llevadas a cabo por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para seguir robándoles espacio a los coches y devolviéndoselo a la gente, ampliando también los espacios verdes. Cambios que, además, y contrariamente a lo que se suele creer, no los han penalizado en las urnas: ambos renovaron sus mandatos y volvieron a ganar las elecciones llevando a cabo este tipo de políticas. No lo voy a comparar con ninguna ciudad española, que luego dicen que son odiosas (las comparaciones, digo).
(Hay dos canciones tituladas «10 años después», una de Los Rodríguez y otra de Álex & Christina; la buena es la segunda, por supuesto).
Me ha dado por entrar en el Tumblr que tuve (creo que he publicado en todas las plataformas posibles) y la última entrada que había era la de mis canciones favoritas de 2015. Lucía tal que así:
Me ha sorprendido que hay canciones que no reconozco en absoluto por el título: la de Priest (39), esa en concreto de Beach House (35), la de Nacho Umbert (32)… pero más todavía que al que ir a buscar alguna, ni siquiera me suena haberla escuchado nunca, como la de Julio Bashmore ft. Sam Dew (!?), aunque aparentemente en 2015 la consideré la vigesimosegunda que más me gustó.
Sin embargo, tengo pocas objeciones que ponerle aun hoy en día a mi top 10 de entonces. Sin haber sido yo nunca muy del estilo (brecha generacional, etc.), la de La Mafia del Amor (la sucursal reguetonera de PXXR GVNG, que también estaban ahí, cerrando la lista) me sigue pareciendo temazo.
Lo mismo con la del chileno Gepe, creo que es mi canción favorita suya, toda ella es una maravilla pero la parte en la que empieza a cantar Wendy Sulca es magia (parecida sensación a cuando entra Jeanette en «La puta canción de amor en la que el chico gana» de Miqui Puig», otra canción magistral y otro featuring perfecto)
La de Grimes tampoco recordaba que me hubiera gustado tanto en su momento, pero sí, volviéndola a escuchar puedo entender el porqué. El que estuviera un tiempo con Elon Musk y tengan tres hijos llamados X Æ A-Xii, Exa Dark Sideræl y Techno Mechanicus es algo en lo que nunca he indagado mucho, pero igual es mejor así.
Con New Order me pasa lo que con muchos otros grupos cuando no existían las plataformas de streaming y no tenías acceso a la carta a toda la música que querías de todo lo que te interesaba: en los 80, aparte de «Blue Monday», apenas los escuché, me enganché a ellos a partir de Republic (1993) y de su recopilatorio de grandes éxitos del 94, pero mis discos favoritos suyos, por vividos, son los posteriores (sobre todo, Waiting For The Sirens’ Call). Music Complete también me encanta y esta fue mi canción favorita del disco.
Moon Tapes era un grupo de Ámsterdam que yo creo que ya no existe ya, y de los que, en cualquier caso, solo conozco esta canción. Es tan deudora de los Smiths que yo creo que Mike Joyce (que saca sus memorias en noviembre y tengo muchas ganas de leer) podría pedirles también a ellos parte de los royalties que les sacó a Morrissey y Marr. Moon Tapes también lo sabían, así que en esta actuación empezaban reproduciendo el inicio de «This Charming Man», que no estaba en la versión de estudio.
No tenía pensado comentar todas las canciones, pero visto que va a ser así, dejo el resto para mañana (o cuando toque).
Hoy un poco de todo, empezando por una recomendación: el amigo Doc Muerte recupera, felizmente, su blog de recetas. Según sus propias palabras, quiere «(Intentar) convertirlo en un diario de cocina. Sin pensar en cómo escribo la receta. Con una foto hecha con el móvil. Porque luego me da pereza redactar. Porque luego se me olvida lo que hago». Pues desde aquí lo seguiremos con atención.
Esto de no pensar mucho las cosas, o hacerlas más casualmente, es algo que intentaré aplicarme a mí mismo. En mi caso, no es tanto la pereza de redactar como el engorro de la, digamos, edición posterior: corregir posibles errores ortográficos o sintácticos (algo que no me apetece delegar en herramientas automátIcAs, más que nada porque a estas alturas todavía no me fío de sus aptitudes ni me han resultado demasiado útiles cuando las he probado) o buscar fotos, enlaces, etc. para ilustrar mejor lo escrito. Quiero tratar, como digo, de que todo sea más casual, así que si veis por ahí algún error, repetición de palabras, etc., intentad obviarlo, que para lo que cuesta esto, bastante bien está.
El que escribe como los ángeles (no sé si con mucho o poco esfuerzo de corrección posterior) es Rubén Lardín. No hace tanto recomendaba por aquí sus crónicas veraniegas de París y ahora estrena un Substack, y lo hace con una imperdible carta que escribió hace tiempo a Isabel Natividad (aun no siendo la política uno de los ejes de este mi blog, no está mal dejar alguna pincelada de vez en cuando, y más si son de este calibre).
Comprendo, a medida que escribo, que me sería más fácil alinear el texto a la derecha, porque si algo tiene la derecha son las ideas claras. La derecha es sólida, quiescente y de una pieza, sabe perfectamente lo que quiere, vaya si lo sabe, lo quiere todo, que no le toquen nada. No quiere nada más. Lo que caracterizaría a la izquierda, en cambio, es que se cuestiona y se enreda y no se aclara nunca, es tirando a boba, pura beneficencia, hipocresía pura muchas veces. Yo me resisto a pronunciarme de un bando, pero sí rechazo el otro de pleno. Porque no tolero la desigualdad, es cierto, me hace sentir culpable, me incomoda y me enferma y me llevan los demonios, me llevan destemplado en una camilla de felpa; y sé que la izquierda, en teoría, querría erradicarla, la desigualdad, mientras la derecha es justamente de lo que vive. Pero, ¡ah, nada es tan sencillo! Quien pretenda tenerlo tan claro en su doctrina es que no se ha observado, especula, está mintiendo en su prédica o es realmente un ingenuo. A mí me resulta imposible manejar un ideario con solo estas dos manos, se me cae todo al suelo. Conozco docenas de personas que se dicen de izquierdas pero que temen en silencio que pueda bajar el precio de la vivienda, porque todos han acabado por comprarse una casa, y El País, y una novelita de Anagrama, y no quieren que todo eso pierda valor. Tienen la seguridad de que militando en el sistema, en la oficialidad del sistema, sea en la izquierda o en la derecha, nada cambiará nunca, y ellos en su figuración de resistencia mantienen la conciencia más o menos saneada.
Ya de paso, aprovecho para dejar este corte de TikTok de una tal Abbie Richards (no tenía el gusto de conocerla hasta ahora), que me parece que está muy bien y que es muy revelador sobre los marcos mentales del fascismo. (Y sí, he invertido tiempo en transcribirla y traducirla porque me parecía que en este caso valía la pena).
Dam been writing a book about this and she just TikToked it in 90 seconds.
La hipocresía es la gracia, y te sientes como si te estuvieras volviendo loco, porque llevas años viendo a conservadores decir cosas como: “Los izquierdistas van contra el mundo, odian la libertad de expresión, siempre ha sido así y siempre lo será”. Pero al final son ellos los que hicieron que cancelaran a Jimmy Kimmel. Y podemos seguir con este juego para siempre. Podría contarte lo del congresista republicano que votó contra el matrimonio gay y tres días después asistió a la boda gay de su propio hijo. Podemos hablar de Matt Gaetz, que va por ahí proclamando su odio a los pedófilos y supuestamente se fue a una fiesta sexual con una menor.
Pero, ¿no lo ves? ¿No te das cuenta? El núcleo del fascismo va de dominar, y una manera clave de ejercer poder sobre los demás es decir: “Esas reglas que se aplican a ti, a mí no”. A los fascistas les encanta poder hacer cosas que le niegan a los otros. Les hace sentir bien, les hace sentirse fuertes, les hace sentirse poderosos.
Y lo entiendo, te vuelves loco, porque estás buscando lógica y coherencia, cuando en realidad la incoherencia es el punto. El fascismo es una pataleta disfrazada de ideología. Es para críos lloricas y emocionales que se sienten tristes y asustados y, en lugar de madurar de una vez, convierten su drama en problema de todos.
Cuando esperas que actúen de manera consistente, o que tengan un conjunto coherente de valores morales, lo que haces es proyectar tu propia competencia sobre ellos. Y si estás proyectando tu visión del mundo de adulto hecho y derecho sobre ellos, no los estás viendo con claridad. Y ahora, más que nunca, es importante que los veas con claridad.
Ahora una cancioncilla.
He incluido en la sección de Archivo (el enlace está en la cabecera del blog) un apartado de Recomendados, cuyo nombre ya indica de qué va y donde incluyo algunos de los que he comentado hoy y otros que se me han ocurrido, pero iré ampliándolo poco a poco.
He estado probando un plugin cuya función es postear automáticamente en Bluesky cada entrada que publico aquí, sin que tenga que hacerlo yo manualmente. De momento no me está funcionando, o no del modo que yo quiero, pero la idea (a pesar de lo que había dicho anteriormente) es seguir anunciando las entradas allí, la mayoría de los lectores de momento es de donde proceden, y si es algo de lo que no tengo que estar pendiente de un modo activo, que es la idea, tampoco voy a renunciar a ello. También hay una cuenta de Instagram, que estoy utilizando para subir los vídeos que he grabado yo, tenerlos ahí alojados me ahorra a espacio del hosting y de paso consigo que tengan más alcance.
Lo que me está dando problemas es la suscripción por RSS, algunos me habéis comentado que no funciona bien, especialmente si es a través de Feedly. Trataré de mirarlo, el haber montado el blog yo mismo con un hosting propio y no haciéndolo por defecto en el de WordPress tiene como ventaja que todo es mucho más configurable e independiente, pero el inconveniente es que cuando no funciona algo, es más difícil de detectar (puede ser alguna incompatibilidad con cualquier plugin, la versión de WordPress, etc.), y aunque sean errores aparentemente sencillos, detectar dónde están puede llevar horas, especialmente para alguien como yo que tiene conocimientos bastante básicos de todo esto. A ver si hay suerte y lo arreglo pronto.
El título de la entrada de hoy surgió pensando algo que diera la idea el tótum revolutum que es, así que me vino a la cabeza la idea de la ensalada (también por aquello de las recetas de cocina), y eso me hizo recordar una película que se llama, precisamente Ensalada Baudelaire, y que es, ante todo, muy sorprendente. Es la única peli de su director, Leopoldo Pomés (que también fue conocido como fotógrafo y publicista), y toda una rareza del cine español que recomiendo vivamente, aunque creo que no está en ninguna plataforma. Va de un matrimonio que está haciendo un viaje en yate y de repente recibe la visita de dos desconocidos. Me ha llamado la atención que en este artículo de El País sobre la película se diga: «Un filme que, como en tiempos relativamente recientes y más acordes con un cine concebido como espectáculo, no admite el que se cuente el final de la acción, parte esencial de la trama.» La cultura del espóiler, etc., pero es que resulta que el artículo, y la película, son de 1978.
Como me sucede tantas veces, tenía una idea sobra la que escribir hoy y voy a acabar haciéndolo sobre otra que no tenía nada que ver con la primera, pero que se ha interpuesto en mi camino y ya no puedo desechar. El caso es que he recordado un programa de televisión que vi hace muchos años (muchísimos, estamos hablando de 1998) que se llamaba A song for Eurotrash, del canal británico Channel 4, y que era como una especie de repaso jocoso de momentos destacados del festival de Eurovisión. En realidad era algo así como un spin-off de otro programa, que se llamaba Eurotrash a secas, que se hizo porque precisamente en ese año, el 98, Eurovisión se celebraba en el Reino Unido.
Recuerdo el programa como un poco alocado y no especialmente gracioso (o tal vez es que no pillaba muchos chistes). La verdad es que no lo he vuelto a ver, pero está completo en YouTube por si alguien tiene curiosidad (dura menos de una hora). Lo que sí me llamó la atención, y por eso no lo he olvidado nunca, fue la selección musical, que consistía en que artistas famosos hacían versiones de canciones que fueron exitosas en el festival. En el programa solo salían fragmentos, pero llegó a editarse un disco con las versiones completas. Y había unas cuantas joyas, destaco tres:
Mi favorita: Dubstar versionando el «Poupée de cire, poupée de son» que compuso Serge Gainsbourg y con el que France Gall ganó Eurovisión en 1965 (representando a Luxemburgo). Dubstar la llevaron a un terreno estilístico completamente distinto, pero para mí su riesgo funciona y encima contaron con la voz invitada del legendario Sacha Distel. Pincharía esto siempre que tuviera ocasión.
¿A quién le encargaríais una versión del «La la la» de Massiel si tuvierais ocasión de elegir? Yo, sin duda, a Saint Etienne. Afortunadamente, los responsables de A Song for Eurotrash tuvieron la misma idea. Lo que sí me da pena es que no se me ocurriera a mí el hallazgo de uno de los comentaristas del vídeo en YouTube para definir el cover: MASSIEL ATTACK.
Y un último match made in heaven: Bananarama versionando el «Waterloo» de ABBA, que fueron los ganadores de otra de las ediciones del festival celebradas en el Reino Unido, concretamente en Brighton. Casi exactamente tres meses después de su victoria, y a escasos doscientos kilómetros de distancia, nacía yo (no sé cuántas cosas explica eso).
Pero este sí quiero celebrarlo (o recordarlo, o lo que sea) porque es una de mis canciones favoritas de la vida y porque recuerdo perfectamente la primera vez que la escuché. Tampoco es una historia demasiado relevante o llamativa: estaba en un sitio tan poco glamuroso como el baño (cepillándome los dientes, o algo así) escuchando una emisora de radio llamada Xfm (hoy en día Radio X) en la casa en la que vivía entonces (339 Kennington Road, SE11 4QE London, ¡qué feliz fui allí!). Aun igual no siendo relevante o llamativa la situación, sí recuerdo el asombro instantáneo cuando empezó a sonar, que siguió manteniéndose hasta el fin. Ya conocía a Ladytron, ya me habían gustado 604 y Light & Magic, ya había estado en conciertos suyos (en dos FIBs diferentes), pero esto era, sin duda, la vez que mejor. Era «Destroy Everything You Touch». Pues fue en septiembre de 2006 («¿cómo es posible que hayan pasado 20 años?»).
Como todo no puede ser perfecto, el vídeo de «Destroy Everything You Touch» nunca me ha gustado, pero esta versión en directo casi lo es; uno de mis ideales musicales y estéticos.
Para los que somos fans de Ladytron, fue bastante palo que Reuben Wu, uno de sus cuatro miembros fundadores, dejara el grupo tras la publicación en 2023 de su ¡séptimo! álbum, Time’s Arrow, para dedicarse a una de sus facetas artísticas, la fotografía, pero paradójicamente, el mejor concierto que les he visto a Ladytron (y he visto unos cuantos) fue uno de los primeros que dieron sin él, en el festival Tomavistas de ese mismo año. Esto es «Seventeen», otra de sus obras maestras.
(Tengo un recuerdo de haber acudido en la Hayward Gallery, una noche de Halloween, con Luis, a una proyección a cámara lenta de Psicosis de Hitchcock en la que Reuben pinchaba durante horas a modo de banda sonora. Pero igual que recuerdo con precisión la primera vez que escuché «Destroy Everything You Touch», este otro recuerdo es difuso hasta el punto de que a veces me pregunto si tal vez me lo habré imaginado. He tratado de buscarlo en internet pero no encontrado ninguna referencia así, en primera búsqueda, y paso de meterme ahora en un rabbit hole porque si no, acabaré no publicando esta entrada hoy. O igual le pregunto a Luis).
El caso es que el siguiente álbum de Ladytron será ya el primero sin rastro de Reuben, y hace unos días se ha conocido el single de adelanto, «I Believe In You, que es muy prometedor. Qué ganas de volver a verlos.
[Paul] Jasmin helped define the visual language of Los Angeles, staging moments of youth and intimacy against the soft glow of the city’s ambient warmth
Jasmin had a long career as a fashion and art photographer. He was born in Helena, Montana, and in 1954 left to begin a journey that would take him to Paris, Morocco, New York and, eventually, ‘the city of dreams’. He turned to photography in the 1970s, encouraged by his friend Bruce Weber. His work distills a precise and evocative vision of beauty
Josh, San Fernando Valley, 2003Clint, Charlotte, and Oliver, Big Bear, 1998Josie and Paula, Hollywood, 1991Ben and Josh, Ojai, 2000
El nombre de este artista afincado en Londres es William Barradale, pero se hace llamar A Thousand Mad Things. A pesar de haber publicado muy pocas canciones hasta ahora, tiene ya al menos un hit, este corte de synthpop ochentero titulado «Wide Awake». Su primer EP sale el próximo 3 de octubre y hace poco estuvo teloneando a The Human League, nada menos (lo cual además tiene todo el sentido).
Debajo del vídeo oficial dejo un pequeño fragmento grabado por mí. Como anécdota, durante su actuación a mi lado había una mujer con el móvil puesto en videollamada retransmitiéndole a alguien el concierto. Una de las veces que hicimos contacto visual me dijo emocionada: «It’s her grandma!» (con lo que supongo que ella era su madre o, en su defecto ―y esa fue más mi impresión, aunque igualmente enternecedor―, su tía).
(Esta es una serie dedicada a algunos de mis artistas favoritos de la edición de 2025 del festival The Great Escape, puedes ver las anteriores entradas pinchando en la etiqueta de debajo o directamente aquí).
Pues mira, ojalá le resulte y escriba un libro nuevo, porque todos los que ha sacado hasta ahora son fabulosos y porque echo de mucho menos sus columnas en The New Statesman. Los he recomendado mil veces, pero no me importa hacerlo una más, que además la última vez dije que eran tres y son cuatro, en realidad. Traducido al español solo está uno de ellos (aquí titulado Otro Planeta. Memorias de una adolescente en el extrarradio), si no me equivoco otra vez.
Fue un notición que Tracey Thorn y Ben Watt, es decir, Everything but the Girl, regresaran en 2023 con un álbum de estudio titulado Fuse, que además estaba muy bien. Hacía 24 años que habían sacado el anterior, Temperamental (1999). Y otro notición fue que Tracey venciera su pánico escénico para que el grupo diera una serie de conciertos íntimos en el Moth Club de Londres. Tras el éxito de los primeros, ahora tienen una especie de residencia que aún continúa.
Lo que anuncian ahora Everything but the Girl es un recopilatorio que lanzarán en noviembre, y que empieza por todo lo alto, con la canción (o más bien su remezcla, a cargo de Todd Terry) que les cambió la vida: «Missing».
«We always liked albums that had a fast side and a slow side,» says Tracey of the compilation’s running order, «so we thought we’d start with the bangers and wind down with the ballads.»
A «Missing» le siguen «Nothing Left To Lose», del último disco, y una de mis favoritas, «Tracey In My Room (Lazy Dog Bootleg Vocal Mix)», que es en realidad un mash-up que Ben hizo de «Wrong» (una de las canciones de EBTG) y «Come Into My Room» de Soul Vision.
Obviamente, el grupo es mucho más que electrónica y pista de baile (aunque fue eso lo que los lanzó a la fama), y su eclecticismo y falta de prejuicios se ven reflejados en el resto del tracklist, que termina con el que fue su primer single, su versión del «Night And Day» de Cole Porter.
Iba a hablar de más cosas, pero las dejo para otro día. Sí voy a aprovechar para decir que esta es la última entrada del blog que anuncio en Bluesky. Lo estaba haciendo más que nada para que la gente supiera que esto existía, pero a estas alturas imagino que esa función está cumplida. Recuerdo las otras formas de estar al tanto de lo que sucede aquí (aparte de entrar directamente, claro): el RSS o la suscripción al boletín de los viernes con las entradas publicadas esa semana. ¡Gracias!