Mes: octubre 2025

  • No rompas más mi pobre corazón: ‘West End Girl’ de Lily Allen

    No estaba yo muy al tanto últimamente de la vida y milagros de Lily Allen, así que me enteré de la noticia de que sacaba disco casi en el último minuto. Luego he visto que, en realidad, no lo había anunciado mucho antes, solo con una semana de antelación. Tampoco sabía nada de su separación del actor David Harbour ni de su retiro temporal debido a problemas de salud mental. Pero resulta que todo ello estaba relacionado: West End Girl (que en realidad hace referencia a su carrera como actriz teatral) es un disco grabado en dieciséis días y que gira en torno a la mencionada ruptura amorosa. Y un disco devastador.

    Sigo siendo (la fuerza de la costumbre, supongo) mucho más aficionado a leer críticas (musicales, cinematográficas, literarias) que a consumirlas en cualquier formato audiovisual, ya sea pódcast, tiktok o vídeo de Youtube, pero me topé el otro día con este reel de Instagram de Sebas de Jenesaispop y la verdad es que cuenta muy bien todo el disco y sus circunstancias.

    (Nota: mi intención era que se viera la publicación de Instagram sin tener que redirigir allí, pero no he sido capaz de hacerlo).

    Habla Sebas ahí también de su segundo álbum, It’s not me, it’s you, referenciado en una de las canciones del nuevo, y que fue el que a mí (como a tanta otra gente) nos convirtió en fans de Lily Allen. El principio de ese disco (más en concreto las cuatro primeras canciones) es prácticamente perfecto. Tengo la espinita clavada de no haberla visto nunca en concierto,
    ya que canceló dos veces seguidas en dos FIB a los que fui. Bueno, miento, en realidad sí la vi un poco, pero de lejos y sin hacerle mucho caso, en el Summercase 2007; por aquel entonces aún no había llamado mucho mi atención.

    Coincido en que tal vez West End Girl, en cuanto a número canciones redondas, no esté a la altura de aquel o algún otro (el que más se le acerca, el primero), pero no importa mucho, porque creo que su impacto emocional es tremendo y a mí también me ha dejado bastante tocado (imprescindible, sí, la escucha en orden cronológico y con las letras delante). Ha entrado al número 4 en la lista de álbumes del Reino Unido y tres de sus canciones («Pussy Palace», «West End Girl» y «Madeline») al top 40 de singles. Ha anunciado también una gira en marzo del año que viene en teatros del Reino Unido y en The Guardian en la última semana le han dedicado ocho artículos y un pódcast. West End Girl es un disco para escuchar, pero también del que hablar.

    Lily, espero que estés muy bien.

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  • Stu Mackenzie, de King Gizzard, sobre dejar Spotify y poner toda su música gratis: «A veces se te olvida que tienes libre albedrío»

    Stu Mackenzie, de King Gizzard and the Lizard Wizard, habla en esta entrevista en The Guardian (19/10/25, en inglés) de su decisión de retirar toda su música de Spotify «en protesta porque la firma de inversión del CEO Daniel Ek, Prima Materia, ha destinado 600 millones de euros a la empresa de tecnología militar con IA Helsing» (Ek es también presidente de Helsing).

    «Hemos hecho muchas cosas distintas a lo largo de los años, pero a veces se te olvida que tienes libre albedrío: puedes hacer lo que quieras en estos espacios», dice el vocalista y líder de facto de la banda, Stu Mackenzie, por teléfono en septiembre. «No tengo especial interés en intentar iniciar un movimiento ni nada por el estilo —me alegra si otros se suman—. Pero para nosotros fue una decisión sobre nuestra música y una decisión sobre lo que creemos que está bien y lo que creemos que no lo está. [Decidimos] que nos íbamos a ir y ya gestionaríamos las consecuencias después».

    Hace una pausa antes de añadir: «De las cuales no ha habido muchas… a nadie parece importarle demasiado».

    […] Al mismo tiempo que retiraban su música de Spotify, han puesto todo su catálogo —27 álbumes de estudio, 64 discos en directo, tres EP y cinco recopilatorios de bootlegs— disponible en Bandcamp como descarga tipo «paga lo que quieras».

    […]

    Mackenzie dice que no sabe cuánto de los ingresos de la banda venía de Spotify, aparte de que «es pequeño». Aunque algunos músicos sí ganan dinero significativo con el streaming, muchos han encontrado fuentes más fiables en las giras, el merchandising y el vinilo. La música del grupo sigue disponible en plataformas de la competencia como Apple Music y Tidal.

    King Gizzard’s Stu Mackenzie on leaving Spotify and making all their music free: ‘Sometimes you just forget that you have free will’ [theguardian.com]

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  • ‘Santuarios climáticos: toldos’ [elpais.com]

    Fotos de Xavier Amado.

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  • Milagros: «Abuela» (2020)

    Milagros fue uno de los proyectos musicales de Ana Molina Hita, miembro y fundadora también del grupo Hola a todo el mundo. Milagros era un coro de trece alumnas del colegio público Pío XII, en el barrio madrileño de La Ventilla, dirigido por Ana. Grabaron tres discos (Milagros, Gloria y Belén, están en Bandcamp) y participaron en la grabación del álbum El mal querer de Rosalía. La letra de esta canción, como todas las del tercer disco, es de la escritora Belén Gopegui.

    Este año, Ana Molina Hita ha publicado un libro titulado Un diamante en la basura. Cuaderno infantil, que no he tenido ocasión de leer (o ver), pero del que todo el mundo habla maravillas. Animó a sus alumnos y alumnas a volcar cualquier cosa que se les ocurriera en unos cuadernos que les proporcionó, y el libro es una recopilación de todas esas anotaciones. Lo ha editado Escritos Contextatarios.

    En EPSA la entrevistaron hace unos meses, acompañada de su amiga, la también artista Beatriz Lobo, y la conversación fue maravillosa, te hace desear haber tenido una maestra así y te devuelve la fe en la cierta gente

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  • Yo me pongo mística cuando escucho La Conquistada de Los Jaivas así que Rosalía, i feel you [otroritmo.substack.com]

    Rosalía ha publicado hace un rato «Berghain», su nuevo single, pero eso no hace falta que lo cuelgue por aquí, pues ya está por todas partes, y lo que quería yo más bien era detenerme en este fabuloso y brillante texto que ha escrito Javiera Tapia (25/10/25 en Otro ritmo, su Substack). Después del (para mí) sorprendente backlash que provocó la aproximación a la estética religiosa que se adivina que la cantante ha adoptado para su álbum LUX, está bien leer una exposición y una opinión tan bien argumentadas (y tan alejadas del mentecolmenismo de las redes) como las de Javiera, a las que yo, sin ser tampoco religioso ―ni siquiera creyente― también me sumo.

    Este es un pequeño extracto, pero recomiendo vivamente leerlo entero.

    Toda esta semana leía y leía comentarios sobre el peligro de Rosalía de mostrarse católica en estos tiempos de fascismo y pensaba ¿qué están viendo? ¿qué están leyendo? ¿de verdad? 

    […]

    Aún guardo una estampita de San Pancracio que me regaló mi mamá hace algunos años, aunque no soy católica ni creo en dios. La guardo porque cada vez que la miro, pienso en que mi mamá desea todos los días, cuando se levanta, cuando se duerme e incluso en sus sueños, que yo esté bien. ¿Cuál es el consuelo, cuál es el recuerdo, cuál es la afirmación que le entrega un rosario a la Rosalía? ¿Piensa en su abuela? Me gustaría saber.

    A mí todo lo bello y suave del mundo me recuerda a mi abuela.

    Desde mi encuentro fugaz con San Pancracio, mi cinismo frente a las creencias de otras personas ha bajado la guardia, aunque debo confesar que en los últimos años de conservadurismo, con fanáticos evangélicos comprando teatros, canales de televisión y radios y teniendo puestos en el congreso, es un tema que vivo a sobresaltos. Sé que cuando el mundo externo (la ciencia, la política, la economía) no nos entrega respuestas ni certezas ni bienestar ni seguridad alguna, cuando no resuelve las crisis existenciales ni morales, las sociedades se vuelcan nuevamente a la religión o al misticismo como una respuesta a esa crisis de sentido. Por eso no me parece extraño que aparezcan estudios que indiquen que, una juventud que no ve un futuro, se haga más religiosa.

    […]

    Creo que ella nos quiere mostrar su proceso creativo que a la vez es existencial y espiritual. Algo que de paso, han hecho muchos artistas a lo largo de la historia. Por otro lado, con lo que he leído y escuchado de su boca hasta ahora, me parece bastante luminoso, sobre todo en este contexto en el que no tenemos certezas y que, por ello, los monstruos están al acecho. Prefiero mil veces a la Rosalía contándonos que alcanzó el éxtasis mientras componía una obra para una orquesta, que a nuestros gobiernos laicos legislando con las ideas más terribles que se imponen en nombre de la religión. Su camino más directo a dios, dice ella, es a través de la música. Y lo que para ella es dios, para mí es lo bello. Y para otras personas, quizás también se manifieste de otras formas.

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  • «Drogas de maricones»: organizaciones LGTBIQ+ denuncian discriminación policial en detenciones por estupefacientes [elpais.com]

    En este artículo de El País (del 24/10/2025, para suscriptores, aquí la versión archivada) se denuncian registros y detenciones discriminatorias a personas LGTBIQ+ en Madrid, con acusaciones de tráfico basadas en cantidades de autoconsumo y perfiles por apariencia.

    “A mí me paran [la policía] porque parezco maricón”, afirma Fernando Caudevilla, médico de familia de 51 años, especializado en drogas, residente en el barrio madrileño de Lavapiés. En los últimos 12 meses, la policía le ha dado el alto nueve veces.

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  • Sr. Chinarro: «Cero en gimnasia» (2000)

    De todos los Sr. Chinarro, porque ha habido lógicamente muchos a lo largo de sus más de 30 años de carrera, me quedo con el de los 90 (casi pongo «El idilio» en vez de esta), el de los juegos de palabras y los sinsentidos, el que «cantaba mal» pero transmitía bien, el que desembocó (¿o fue más punto de inflexión?) en este extraordinario EP producido por Paco Loco, de título de inspiración futbolística (La pena máxima) pero que denotaba también la profunda tristeza y melancolía de sus canciones. Empezando por «Cero en gimnasia». «Tiran las pastillas los chavales / Si se agacha, se le ven las tetas».

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  • Las sensibilidades de las personas deben tomarse en cuenta

    Sigo superenganchado a The Celebrity Traitors (y llevando regular poder ver solo dos programas por semana), donde además ―y sin hacer spoilers― están sucediendo cosas que nunca habían sucedido antes, al menos en las tres ediciones con concursantes no famosos que se habían emitido anteriormente.

    También he visto algún que otro nuevo true crime, tanto de los buenos como de los malos. Entre los primeros, destaco The Perfect Neighbor (Netflix), con un único capítulo de hora y media que va, como su título indica irónicamente, de una vecina problemática, y que está muy bien tanto desde el punto de vista formal (está grabado casi en su totalidad por las cámaras corporales que ahora llevan prácticamente todos los policías) como político/ideológico: en el centro está una ley de autodefensa, en este caso del estado americano de Florida denominada «Stand Your Ground», que «brinda a las personas el derecho a protegerse usando fuerza razonable«. Vamos, que puedes cargarte a alguien si alegas que tenías miedo y temías por tu vida. Pero ¿dónde está el límite?

    Entre los malos, Una noche en Idaho: Los asesinatos en la universidad (Prime Video), que parte de un caso interesante y en algunos momentos, casi los únicos destacables, se enfoca en cómo detectives aficionados en redes sociales se obsesionaron con ello y empezaron a lanzar teorías disparatadas y a señalar y sobreexponer sin pruebas a quienes creían culpables, incluyendo a amigos de las víctimas. Pero esa denuncia no da para estirarlo a lo largo de cuatro capítulos bastante prescindibles y que se regodean en un sentimentalismo muy sensacionalista.


    Me parece bien la adaptación gráfica española de ‘spoiler‘ como ‘espóiler’, con la acentuación que le corresponde por ser llana acabada en -r, pero el plural me parece igual de problemático que otros similares. Y es que en español los plurales de las palabras terminadas en -r deben terminar en -er, pero nadie dice ‘espóileres’, o ‘pósteres’, o ‘córneres’ (aunque sí, por ejemplo, y como muestra de lo aleatorio que es a veces el uso con respecto a la regla, ‘líderes’). Entonces, aunque en la lengua hablada sí digamos ‘espoilers’, ‘posters’ o ‘corners’, a la hora de escribirlo cambiaría la regla de la acentuación, ya que terminarían en -s y ya no serían esdrújulas, sino llanas, así que no cabría acentuarlas, pero a mí resulta muy extraño un singular acentuado y el plural no, es decir, ‘espóiler’ frente a ‘espoilers’, aparte de que la terminación -rs no es natural en español.

    Esto no deja de ser más que un entretenimiento para mí, pensar en estas cosas por un sesgo derivado de mi formación (y no deformación profesional, ya que nunca he ejercido), pero en realidad con el tiempo he ido aficionándome más a la observación y análisis de la anarquía ortográfica y sintáctica que han traído las redes sociales. También me da un poco de risa aquel que presume de compresión lectora (y critica a quien carece de ella) pero luego no sabe vivir sin la tilde del solo porque por lo visto su ausencia le produce un bloqueo mental imposible de deshacer un ambigüedad de significado la mar de simple.

    estoy obsesionao con la gallery del grecas cuando dice yo la imparto disciplina plinplinplina plinplinplina siento que hace siglos que no me gusta una canción mínimamente escuchable

    marcelo (@marcelocriminal.bsky.social) 2025-10-25T09:22:39.459Z
    Escribir así no está al alcance de cualquiera (y obvio que lo digo completamente en serio).

    Ya que estamos, también me llama la atención que en general los anglicismos y sus adaptaciones provoquen más rechazo que préstamos de otras lenguas, pero que generalmente nadie cuestione todo aquello relacionado con el fútbol (que ya como palabra en sí es extrañísima y con una ortografía yo diría que inédita en español), incluyendo el córner, el penalti o el derbi, como si provinieran estos del latín.


    Cuando empezó a utilizarse el lenguaje inclusivo, fui muy beligerante con ello (era la época de ser beligerante en las redes sociales, supongo que me dejé llevar), pero veo este vídeo de Chomsky, al que tantas veces vi referenciado mientras estudiaba, y me pregunto: «¿De qué ibas? ¿Acaso Astrud te dedicaron a ti alguna vez una canción.

    Hay personas que piensan que no deberiamos usar ‘he’ (él) como pronombre neutro. De acuerdo, entonces usemos otra palabra. Las sensibilidades de las personas deben tomarse en cuenta.


    Como me suele suceder, tengo varias ideas iniciales sobre las que escribir, pero luego acabo yéndome por las ramas y la mayoría de aquellas ideas primigenias quedan pendientes, porque también tengo un límite de tiempo de poder escribir sin aburrirme. Así que de momento esto es todo, pero quiero acabar con una canción de Los Verdugos, uno de los mejores grupos españoles (no solo en esta, sino en cualquiera de sus anteriores encarnaciones) que hay, que además resulta que sacaron álbum (el primero, por raro que parezca) el mes pasado y yo me enteré, mea culpa, hace solo unos días. En esta canción, además, hace los coros Teresa de Espanto. Sublimes.

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  • La modestia de mis necesidades

    Hace unos días se conocía la muerte de Luis Badenes, cantante del grupo valenciano Glamour, que se dio a conocer en 1981 con este clásico tecno-pop neorromántico (todo eso) titulado «Imágenes».


    El periodista (también valenciano) Rafa Cervera ha recuperado los negativos de las fotos del fanzine Estricnina, que realizó él mismo en aquella misma época, entre 1982 y 1983, con entrevistas y sesiones improvisadas a figuras de la escena madrileña como Carlos Berlanga, Pedro Almodóvar, Ana Curra o Bernardo Bonezzi. Cervera había dado estas fotos por perdidas, pero ahora han sido restauradas digitalmente a partir de los negativos originales, y ha decido imprimir una selección en tiradas limitadas, que están disponibles en Las fotos de Estricnina.

    Carlos de frente, 1982
    Pedro y el semáforo, 1982
    Curra 83 #5, 1983
    Santiago en el ensayo, 1982
    Bernardo #1, 1983

    El pasado junio, Joan Vich anunciaba en Bluesky otro fallecimiento, el de su amigo Alejandro Caja, novelista, ensayista y poeta. No tuve el gusto de conocerlo, ni siquiera nada de su obra hasta entonces, pero el soneto de Alejandro que Joan dejó a modo de homenaje me dejó profundamente tocado.

    Hace unos días se quitó la vida mi amigo Jandro Caja, compañero de descubrimientos adolescentes, adulto libre y descreído, escritor maldito a su pesar. A pesar de la distancia, temporal y geográfica, me ha afectado mucho su partida. Os dejo aquí un soneto muy certero, en técnica como en fondo.

    Joan Vich Montaner (@joanvich.bsky.social) 2025-06-16T09:45:03.237Z

    Su también amigo Luis de Benito le dedicó un programa en Radio 3, muy emocionante y lleno de afecto.

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